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Por qué el software debería ser libre
Este es un ensayo escrito por Daniela Muñoz en base a una charla de Álvaro
Herrera, basada a su vez en varios artículos de la Free Software Foundation.
Inicios del software
En los inicios del software, cuando los hackers originales empezaron a crear
programas, todo era libre y compartido. Cada programador presentaba sus
códigos al resto de la gente y todos podían mirarlo, modificarlo,
presentar mejoras, etc.
Todo esto se consideraba muy natural; los programadores conformaban especies de
comunidades y cada comunidad compartía también con el resto.
Pero alguien con ideas millonarias descubrió que manteniendo en secreto
el código de algún programa podía ganar mucho dinero
vendiéndolo a la gente que lo necesitara. Como el código
permanecía en secreto, el programador que quisiera hacer un programa
equivalente tenía que empezar de cero.
Eventualmente las compañías de software fueron contratando a
todos los programadores competentes, ofreciéndoles enormes sueldos a
cambio de conservar secreto el software que escribían.
Es así como este tipo de software restringe la libertad que el usuario
tiene sobre el programa.
Lo cierto es que la misma idea de que el software tenga un dueño quien
puede decidir qué hacer con él es lo nocivo de este asunto.
Richard Stallman imaginó un sistema compatible libre, conceptualizado
bajo el nombre de "Software Libre" (Free Software), que sería un sistema
compatible con Unix y fue bautizado GNU, que significa "GNU's Not Unix" (GNU no
es Unix).
Stallman reunió más gente y con ellos creó la
Fundación para el Software Libre.
La FSF trabajó en la implementación de GNU, que a principios de
los noventa estaba completo, con excepción de kernel.
En ese momento Linus Torvalds tenía su kernel en fase de pruebas, y el
conjunto GNU/Linux es lo que hoy en día todos conocemos.
Libertad
Una vez que un programa se pone bajo GNU GPL, la libertad es una parte
inseparable de él, lo que es una molestia para la gente de negocios,
porque les impide esconder el código, modificarlo y venderlo como
programa comercial. Esta libertad es lo que impedirá que empresas como
Microsoft destruyan el futuro del software libre.
El argumento más usado contra la filosofía GNU probablemente sea
el que dice que el software es propiedad intelectual del programador, y es
justo que él decida a que precio se distribuye el programa.
La realidad es un poco diferente. Los programadores que viven de software
usualmente dan sus derechos a la empresa para la cual trabajan y esta empresa
gana dinero restringiendo acceso al programa.
Mientras se acepte el concepto de "propiedad intelectual", se estará
aceptando el peligro de que alguna empresa tome el control y se pierda la
libertad.
Información privada
La idea de que el software puede tener dueño es materialmente
dañina de tres maneras, y cada forma de daño material tiene un
daño espiritual asociado.
Uso del software
El primer nivel es simplemente que desincentiva el uso de del software: menos
gente lo usa porque tiene un precio.
De hecho no hay que hacer nada para que un programa le llegue a la gente que
quiere usarlo, porque ellos mismos lo pueden copiar perfectamente, y a todo el
mundo le va a llegar. Pero en la práctica hay alguien que trata de
impedir que el software se reparta, cobrando un precio por él.
Ahora, como hay que pagar por el software, obviamente no se dice "yo quiero
tener el software, dame una copia para mí y otra para mi vecino". Y ese
es el daño espiritual: la actitud individualista.
Cambios del software
El segundo nivel de daño llega cuando la gente quiere cambiar el
programa, simplemente porque éste no se adec&uacte;a a sus
necesidades.
Para las compañías de software es útil impedir que la
gente cambie el software. Generalmente cuando el software es cerrado y no se
puede obtener el código fuente, no se pueden hacer cambios. Esto frustra
el trabajo de los programadores que tienen que hacer todo de nuevo, y a los
usuarios quienes no tienen todas las capacidades que quisieran.
Es así como hay programas que no se ajustan por completo a las
necesidades y es imprescindible realizar algunos cambios, pero simplemente no
se puede por problemas de licencia.
El daño espiritual que viene con este daño material está
en el auto-control, ya que no podemos cambiar la forma en que trabajamos en
nuestro computador, entonces en la práctica nuestra propia forma de usar
el computador está bajo el control de otros. Y uno se desmoraliza: "no
hay caso de cambiarlo, siempre va a estar malo". Ese desencanto es lo que
resulta cuando a uno se le impide arreglar algo.
Software basado en otro
El tercer nivel de daño ocurre en la interacción entre
desarrolladores de software. Cualquier campo del conocimiento avanza más
rápido cuando la gente puede construir sobre el trabajo de otros. Ser
dueño de la información impide esta cooperación, haciendo
que se progrese lentamente. Por otro lado todos sabemos que es común
mejorar un sistema rescribiéndolo entero, pero sólo si se puede
ver el sistema anterior.
Entonces podemos decir que en el campo de la programación se ha
descubierto una manera de perder mucho tiempo y crear la necesidad aparente de
muchos más programadores de los que realmente se necesitan. ¿Por
qué hay escasez de programadores? Porque con este sistema cada
programador pierde la mitad del trabajo que hace, así que parece que
necesitamos el doble de programadores. Cuando se ven las enormes cifras de
empleo y vemos lo grande que es la industria de software, lo que realmente
estamos viendo es que hay un montón de gente que está perdiendo
tiempo y dinero. Si se habla de mejorar la productividad de los programadores,
todo el mundo comenta las herramientas "más modernas", la
orientación a objeto, la creación rápida de interfaces
gráficas, etc, pero la industria impide que se hable de eliminar esto
que reduce la productividad de los programadores.
Y el daño espiritual que corresponde a este nivel de daño
material afecta el espíritu de cooperación científica que
solía ser tan fuerte que incluso cooperaban científicos de
países que estaban en guerra, porque sabían que lo que
hacían no tenía nada que ver con la guerra, sino con el bien de
toda la humanidad. Hoy en día la gente no se ocupa del bien de la
humanidad.
Inmoralidad del software cerrado
La inmoralidad radica en que la obstrucción de la libertad de los
programas impide que mucha gente interesada en ellos tenga la oportunidad de
acceso, solo porque alguien se los adjudica e impone restricciones.
Argumentos contra la libertad
Hay básicamente dos argumentos contra la libertad del software:
El primero es: "Yo escribo el software, es mío y sólo yo tengo
derecho a cambiarlo". Ahora, es curioso que si uno considera que el software es
una cosa personal le venda los derechos a la compañía para la
cual trabaja. Este argumento no tiene mucho peso si vemos cual es la realidad
del cariño que la gente le tiene a su obra de arte personal.
De hecho, parece haber mucha más identificación de una persona
con un programa en el mundo del software libre.
El segundo argumento es "¿Cómo se le va a pagar al programador?".
Cuando tenemos algo como un programa o una calle que tiene que ser construido
pero una vez construido el costo de usarlo es prácticamente cero, lo
mejor es que no se le ponga precio al usarlo. Y hay montones de cosas en la
realidad que se hacen así, y se le paga a la gente por hacerla. Por
ejemplo, las calles. Es fácil encontrar gente que programa gratis, y es
imposible encontrar gente que haga calles gratis, porque hacer calles no es tan
entretenido como programar. Pero está lleno de calles que no pagamos
directamente por usar, pero damos el dinero para hacerlas de alguna manera que
es mucho mejor que si dijéramos: "que las compañías hagan
calles y pongan peajes, y cada vez que doblas una esquina pagas peaje.
Entonces las compañías que pusieron calles en buenos lugares se
hacen ricas y el resto quiebra".
Conclusión
Producir un programa comercial no es la misma contribución a la sociedad
que producir el mismo programa y ponerlo libre, porque escribir un programa es
sólo una contribución potencial a la sociedad. La verdadera
contribución se produce cuando el programa es usado, y si uno impide que
el programa se use, la contribución no existe. Así que la
verdadera contribución no está en los programas comerciales que
se incentiva tanto en hacer; la contribución que realmente necesitamos
es el software libre. Nuestra sociedad se está volviendo loca porque
incentiva a construir algo que no es realmente útil y no incentiva lo
que sí es.
Pero a todos les fastidia recibir dinero por algo que no es realmente
útil. Así que basta de esta idea de incentivar lo que está
mal, y al menos busquemos alguna manera de incentivar lo correcto, que es hacer
software libre.
Alvaro Herrera
Septiembre 2002
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