La nostalgia del CADCC y el DCC
Hace miles de años, a comienzos de 1983, el país respiraba un clima ordenado
y vigilado, mientras todavía éramos una isla de paz y tranquilidad cercada
por un vigoroso alambre de púas. La Universidad de Chile era dirigida por un
rector militar que se lanzaba en paracaídas en la fiesta mechona y la
Facultad contaba con un centro de alumnos oficial gremialista. Por esos
tiempos la Federación de Estudiantes se había cambiado el nombre
a FECECH y Pablo Longueira pasó por su presidencia.
Yo era un estudiante del Magister en Computación y pasaba frente a una puerta
abierta donde un grupo de estudiantes del departamento (de Ingeniería en
Ejecución que era el pregrado masivo de la época) buscaban voluntarios para
integrar un grupo que formara un centro de alumnos del DCC. Al asomarme,
me tomaron como voluntario y quedé de vice-presidente.
A fines de ese año, el país cambió para siempre, y comenzaron las
protestas nacionales contra Pinochet, que desembocarían en 1988
en el plebiscito del NO. Los centros de alumnos departamentales nos
juntamos para ofrecer un frente común contra el centro de alumnos
de la Facultad, buscando hacer elecciones libres y democráticas de
nuestros dirigentes. La FECECH tenía un mecanismo de renovación basado
en elecciones indirectas, donde los electores eran elegidos en un
sistema binominal equivalente al actual del congreso, garantizando su
perpetuación en el poder. Finalmente, terminamos construyendo un centro
de estudiantes de ingeniería (CEI) paralelo al oficial, nos tomamos el
local del oficial y terminamos armando de nuevo la Federación de la Universidad
y la rebautizamos Fech. En todo este proceso, fuimos Computación,
Eléctrica, Mecánica, Matemáticas y Minas los líderes principales
(civil e industrias ganaban muchas veces las elecciones los partidarios
de Pinochet). Es importante notar que nuestro aporte fue mucho más
importante que lo que le correspondía al tamaño del departamento que
éramos.
Creo que debemos estar orgullosos de haber aportado nuestro grano de
arena (y tal vez mucho más) al retorno a la democracia en nuestro
país. El DCC estuvo ahí primero, Ingeniería después, la Universidad
de Chile y, finalmente, el país.
Lamentablemente, estuvimos tan ocupados cambiando el mundo que nunca me
tocó realmente ejercer mi cargo gremialmente. Pero pensamos muchas ideas
de lo que esperábamos que alguna vez se hiciera. Pensamos en unas
jornadas de docencia, donde los alumnos expusieran trabajos con
sugerencias y críticas a cursos y los docentes expusieran sus planes y
experiencias de contenidos. Pensamos en acciones de ayuda social,
transfiriendo conocimientos en vez de construir mediaguas. Pensamos
en hacer un grupo de teatro en el DCC, para facilitar la comunicación
y expresión de nuestros alumnos, que siempre fallaban al momento de
expresar emociones.
En fin, creo que lo que aprendí en el centro de alumnos, como dirigente
estudiantil, fue mucho más importante que los cursos que tomé. Tal vez
fue más importante que lo que aprendí en mi doctorado en Francia.
He conocido empresas que reclutan preferentemente egresados que han
sido dirigentes (pónganlo en su curriculum, muchachos) porque
lo consideran una experiencia importante y un síntoma de emprendimiento.
¿Hay mucho que hacer ahora en el CADCC? Pienso que sí. Porque nunca
terminamos de implementar nuestros sueños. Creo que falta sentido de
grupo en el DCC. Nunca nadie ha hecho jornadas docentes. Nadie ha
ido masivamente a telecentros a ayudar gratuitamente a los nuevos
navegantes en Internet. Nadie ha hecho un grupo de teatro. Nadie ha
ido a tomarse el decanato exigiendo mejores PCs en plan común.
Nadie ha pedido un fondo para compra de notebooks. Nadie ha pedido
la cabeza del director. Nadie ha ido a enseñar Linux gratis a los colegios.
Los invito a todos, dirigentes y otros, a tomarse un poco más la escena.
El valor más importante de un buen departamento son sus alumnos.
Son mucho más importantes que los académicos en lo que es calidad.
Nuestro éxito en el tiempo, tanto dentro de la Universidad de Chile
como en el medio externo (NIC Chile, AccessNova, etc) se deben principalmente
a la disponibilidad de estudiantes brillantes, dispuestos y motivados.
No solo necesitamos estudiantes de 7.0, que hagan todo lo que les piden.
Sobre todo necesitamos estudiantes críticos, que obtienen 7.0
en los ramos que les gustan no más, que manifiestan sus opiniones
en forma franca y que, sobre todo, tratan de arreglar lo que está mal.
Cuando vean una puerta abierta, asómense. Verán que vale la pena.
José M. Piquer
22 de Marzo del 2002
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